Nuestra sabrosa versión casera del clásico de la tienda tiene todo el sabor sin conservantes. Además, los niños pueden ayudar a preparar (y comer) las galletas de queso, un tentempié perfecto para casa o para llevar.
Ponga el queso rallado, la harina, la mantequilla, la sal y la pimienta en un procesador de alimentos y pulse hasta que la mezcla parezca arena. Añada el agua helada y bata hasta obtener una masa homogénea. Forme una bola con la masa, envuélvala en plástico y refrigérela durante 30 minutos.
Precaliente el horno a 350 grados F. Forre una bandeja para hornear con papel pergamino.
Extienda la masa hasta que tenga un grosor de 1/8 de pulgada y córtela en cuadrados con un cortador de pizza. Con una brocheta de madera, haga un pequeño agujero en el centro de cada cuadrado. Colóquelos en la bandeja para hornear preparada y hornéelos hasta que estén dorados, 15-17 minutos (gire a la mitad). Deje enfriar y guarde las sobras en una bolsa o en un recipiente hermético.
Nota: Algunas marcas de queso rallado contienen agentes antiaglomerantes que podrían impedir la formación de la masa. Si no está seguro, ralle su propio queso directamente del bloque para obtener mejores resultados.
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