Esta salsa es un poco dulce y un poco picante. Lo mejor es que está llena de sabor y complementa el pollo, el cerdo e incluso el tofu.
Poner la piel seca de mandarina en un cuenco pequeño y añadir agua caliente hasta cubrirla. Deje en remojo durante unos 20 minutoso hasta que la piel de la mandarina se ablande. Escurrir y cortar en rodajas finas. Ponga 1/4 de taza de piel de mandarina cortada en un bol y guarde el resto en un recipiente en la nevera para la próxima vez. Si no utiliza piel de mandarina seca, ralle unas cuatro pieles de naranja para hacer 1/2 taza de ralladura de naranja.
Añada el resto de los ingredientes de la salsa y la piel de mandarina rehidratada a un bol grande. Remueve hasta que la maicena esté totalmente mezclada.
Calentar el aceite en una cacerola hasta que esté caliente. Añadir el ajo y el jengibre picado. Cocer y remover hasta que se perciba una fuerte fragancia.
Remover para mezclar de nuevo la salsa y disolver completamente la maicena. Verter en la sartén. Cocer y remover hasta que la salsa espese, lo suficiente para cubrir el dorso de una cuchara.
Pasar la salsa a un bol inmediatamente, para que no siga cociéndose con el calor residual.
Pasar la salsa a un tarro o recipiente hermético una vez enfriada. Guárdela en el frigorífico durante 1-2 semanas, o en el congelador durante 2-3 meses.
Calentar la salsa en el microondas (de 1/3 de taza a 1/2 taza) en incrementos de 30 segundos. Remover y seguir calentando hasta que la salsa se caliente sin burbujear.
Si calienta la salsa al fuego, hágalo siempre a fuego lento y remuévala con frecuencia para evitar que se queme.
Si congela la salsa, parte del líquido puede separarse y la salsa descongelada puede parecer gelatina. Simplemente remueva para mezclar la salsa y vuelva a calentarla en el microondas o al fuego. Así podrá recuperar la consistencia anterior de la salsa.
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